Un tribunal de Ontario, en Canadá, ha otorgado 107 millones de dólares a las familias de seis pasajeros del vuelo 752 operado por Ukraine International Airlines que fue derribado por la Guardia Revolucionaria iraní hace casi dos años poco después de despegar de Teherán.
Esta resolución se ha hecho oficial este lunes una vez que el juez Edward Belobaba, del Tribunal Superior de Justicia de Ontario, dictaminase en mayo que el derribo de la aeronave constituyó un acto de terrorismo internacional, recoge la radiotelevisión canadiense CBC.
Los seis miembros de la familia, a quienes el tribunal ha otorgado esta compensación, perdieron en el suceso a familiares cercanos, según un comunicado lanzado por su defensa, representada por el abogado Mark Arnold. Estos ciudadanos ya habían presentado anteriormente una demanda civil contra Irán.
En una decisión fechada el 31 de diciembre, Belobaba otorgó 100 millones de dólares –unos 88,5 millones de euros– en daños punitivos para ser compartidos por las propiedades de las seis víctimas. La decisión otorgó otro millón –unos 885.000 euros– a los miembros de la familia por la pérdida de orientación, cuidado y compañía, y otros seis millones de dólares –mas de 5,3 millones de euros– por dolor y sufrimiento.
Asimismo, Arnold ha afirmado que su equipo buscará hacerse con los activos iraníes en Canadá y en el extranjero con el fin de incautar los fondos necesarios para cumplir con el dinero que el tribunal canadiense ha reconocido que se les debe a las familias.
Desde Teherán, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha tildado esta resolución como “vergonzosa” y ha criticado al tribunal por haber otorgado esta cantidad, pese a carecer de pruebas legítimas.
El 8 de enero de 2020, la Guardia Revolucionaria de Irán derribó el avión Boeing 737 de Ukraine International Airlines con misiles lanzados por error poco después de despegar del aeropuerto internacional de Teherán, acabando con la vida de las 176 personas a bordo, incluidos 55 canadienses y 30 residentes permanentes.
Las autoridades de la República Islámica informaron en un primer momento de que se trataba de un accidente aéreo, pero días después se vieron obligadas a rectificar y reconocieron que la aeronave fue derribada por la Guardia Revolucionaria.
A bordo de la aeronave derribada había personas procedentes de Ucrania, Irán, Canadá, Afganistán, Reino Unido y Suecia. En su informe final sobre el derribo, la Agencia de Aviación Civil de Irán atribuyó lo sucedido a un “error humano” y señaló que un fallo de funcionamiento del sistema radar provocó problemas de comunicación con la unidad militar que lanzó los misiles.