Texas se convirtió en el estado más influenciado por el legado ultra conservador del ex presidente Donald Trump, ocho meses después de que dejara la Casa Blanca. Casi en forma simultánea, esta semana, se aprobaron dos leyes por las que Texas es ahora el estado con las mayores restricciones al aborto, así como al derecho y las facilidades para votar de Estados Unidos. Restricciones similares fueron aprobadas por las legislaturas locales de todos los estados dominados por los republicanos, pero ésta es la primera vez que la justicia determina que las iniciativas son legales y pueden entrar en vigencia. Una posición que fomenta aún más la grieta entre los sectores demócrata-liberales y los republicanos-ultraconservadores y un triunfo para estos últimos que siguen convencidos de Biden “le robó” la elección a Trump. Precisamente el presidente Joe Biden dijo en un comunicado que la nueva ley contra el aborto “viola descaradamente” la Constitución.
La prohibición casi total de la interrupción del embarazo en Texas faculta a cualquier ciudadano particular a demandar a una institución o médico que practique el aborto por infringir la ley, lo que abre las puertas a demandas de los “vigilantes” antiabortistas que podrían acabar cerrando la mayoría de las clínicas del estado. “Es increíble que los políticos de Texas se hayan salido con la suya con esta ley devastadora y cruel que perjudicará a tantos. El acceso al aborto se convertirá en un caos absoluto”, afirmó al Dallas Morning News, Amanda Williams, directora ejecutiva del grupo de apoyo al aborto Lilith Fund. “Desgraciadamente, las personas que más necesitan el acceso a un servicio seguro y gratuito son las que menos lo tendrán”
El proyecto de ley 8 del Senado, aprobado por la asamblea legislativa de Texas, dominada por los republicanos, y convertido en ley por el gobernador republicano, Greg Abbott, en mayo y ahora ratificado por el Tribunal Supremo, prohíbe el aborto una vez que se detecta la actividad cardíaca embrionaria, que es alrededor de las seis semanas, y no contempla excepciones por violación o incesto. Las apelaciones de última hora para frenar la iniciativa mediante un recurso ante la Corte Suprema de Estados Unidos no prosperaron.
De esta manera, Texas es el primer estado que prohíbe el aborto en una fase tan temprana del embarazo desde que se aprobó la primera legislación al respecto en 1973. Aunque una docena de otros estados han aprobado proyectos de ley similares sobre el “latido del corazón”, todos han sido bloqueados por los tribunales. Los que se oponen a la medida indican que impedirá a la mayoría de las mujeres de Texas, el 85%, acceder a la atención médica para un aborto ya que no saben que están embarazadas a las seis semanas.
La versión de Texas es también novedosa en el sentido de que está diseñada intencionadamente para proteger a los funcionarios del gobierno de la aplicación de la ley y, por lo tanto, dificultar las impugnaciones legales. En cambio, incentiva a cualquier ciudadano estadounidense a interponer una demanda civil contra cualquier proveedor de servicios de aborto o contra cualquiera que “ayude o instigue” el procedimiento.
Planned Parenthood, que tiene 11 clínicas en el estado y Whole Woman’s Health, con otras cuatro, dijeron que cumplirán con la ley extrema a pesar de que es contraria a sus mejores prácticas médicas. En los días previos a la promulgación de la ley, las clínicas de Texas dijeron que se vieron obligadas a rechazar a pacientes a la espera de la resolución de la Corte y para estar seguros de no infringir la ley. La mayoría de los médicos que trabajan en estos centros no continuarán con la atención “para no poner en peligro sus medios de vida”, dijo la fundadora de la clínica, Amy Hagstrom Miller.
“Todos vamos a cumplir la ley aunque sea poco ética, inhumana e injusta”, dijo a The Guardian América el ginecólogo Ghazaleh Moayedi. “Amenaza mi medio de vida y espero que me demanden. Pero mi mayor temor es asegurarme de que los más vulnerables de mi comunidad, los pacientes negros y latinos a los que atiendo, que ya están en mayor riesgo por las barreras logísticas y financieras, reciban la atención que necesitan.”
La ley obligará a la mayoría de las pacientes a viajar fuera del estado para recibir atención, multiplicando por veinte la distancia en auto hasta una clínica de aborto: de una media de 20 kilómetros a 400 kilómetros, según el Instituto Guttmacher. Y eso sólo si las pacientes tienen los recursos para hacerlo, incluyendo tiempo libre en el trabajo, capacidad para pagar el procedimiento y, en algunos casos, el cuidado de sus otros hijos.
Los grupos de apoyo a los fondos para el aborto -que ayudan a financiar el viaje, el alojamiento y el servicio directo para las mujeres de bajos ingresos a través de donaciones- pasaron los últimos cuatro meses organizando un servicio con las clínicas de otros estados como Nuevo México y Colorado, para asegurar que las pacientes reciban atención oportuna. Cuando Texas prohibió la mayoría de los procedimientos de aborto en medio de la pandemia de Covid-19, en marzo de 2020, el número de pacientes que viajaron fuera del estado para recibir atención se disparó casi un 400%.
Las principales organizaciones por los derechos reproductivos advirtieron que el movimiento antiabortista estadounidense se radicalizó considerablemente y está trabajando para extender su ideología por todo el mundo. “En los años 90 vimos grupos militantes teocráticos antiabortistas como Operación Rescate y Operación Salvar América, y eran bastante violentos”, dijo Anu Kumar, de Ipas, una organización no gubernamental internacional que trabaja para ampliar el acceso a la anticoncepción y al aborto. “Este reciente repunte es una versión aún más radicalizada de lo que vimos entonces, ya no son los grupos antiabortistas de tu madre, son peores”.
Desde que Donald Trump dejó la presidencia, y mientras Estados Unidos sufría uno de los peores brotes de Covid en el mundo, las legislaturas republicanas han trabajado para hacer de 2021 el año más hostil para el aborto desde que el procedimiento fue legalizado a nivel nacional en 1973 con la famosa resolución de la Corte Suprema de “Roe vs. Wade. Los estados promulgaron 90 restricciones al aborto en 2021, superando el récord anterior de 89 en 2011.
Con respecto a las restricciones al voto, que perjudica mayoritariamente a las minorías negras e hispanas, la legislatura de Texas aprobó una ley que impondrá nuevas e importantes restricciones al acceso al voto en el estado. Las restricciones se sumarán a las ya existentes en Texas, que cuenta con algunos de los requisitos de voto más complicados de Estados Unidos y estuvo entre los estados con menor participación electoral en 2020. La Cámara de Representantes texana dio su aprobación a una forma final de la medida el martes por 80 a 41. El Senado le siguió rápidamente con una votación de 18-13. El proyecto de ley, casi idéntico a una medida que fue aprobada por la legislatura la semana pasada, prohíbe mantener abiertos los centros de votación las 24 horas y el voto desde el auto. También impone penas a los funcionarios electorales que envíen solicitudes para votar por correo y da mayor poder a los veedores electorales. Todas estas fueron medidas que se aprobaron en los últimos años y que aumentaron el voto de las minorías en favor de los demócratas. La ley pasó a la firma del gobernador Greg Abbott, un republicano, que ya anunció que la aprobará.
Los legisladores más conservadores que presentaron el proyecto de ley lo hicieron basándose en casos como el de Crystal Mason, una mujer de Fort Worth, que fue procesada y condenada a cinco años de prisión por votar por error cuando no era elegible en 2016 o el de Hervis Rogers, que esperó siete horas en la cola para votar en 2020, pero no lo podía hacer porque estaba en libertad condicional por una condena por un delito grave en 1995. Cuando se estaban tratando estos casos y los proyectos de ley en julio, los legisladores demócratas de la cámara estatal abandonaron el estado y volaron a Washington DC, para no dar quórum y evitar el procedimiento. Es lo que en Estados Unidos se llama “filibuster”, una serie de maniobras legales para interrumpir un proceso legislativo. Fue inútil.
Los republicanos respondieron con otro “filibuster” muy sutil. Todas las estadísticas indican que entre el 85% y el 90% de los abortos se realizan después de las seis semanas de embarazo. Al aprobar esta ley saben que “prácticamente” terminan con el derecho en Texas. También entienden que con las medidas aprobadas se limita notablemente el voto por los demócratas y que están creando un antecedente importante para que esto sea un ejemplo para los otros ocho estados dominados por los republicanos.