Han sido una ‘pareja’ imposible pero longeva. El presidente ruso, Vladimir Putin; y la canciller de Alemania, Angela Merkel, se dijeron adiós en Moscú. Ella, al mando de la locomotora de la UE, dejará el poder el mes que viene sin haber atraído a Putin hasta la legalidad europea. Él ve marcharse a una interlocutora privilegiada, capaz de separar el gas de los derechos humanos pese a las presiones de EEUU. Él habla muy bien alemán y ella entiende perfectamente el ruso: suficiente para comprenderse sin estar de acuerdo, cada año, durante más de década y media.
La negociaciones se centraron, entre otros temas, en las relaciones bilaterales, la situación en Afganistán y el conflicto en el este de Ucrania. Merkel ve estancadas las negociaciones sobre Donbás en formato de Normandía, pese a ser «el único del que disponemos para abordar temas controvertidos». Militares ucranianos siguen muriendo «a lo largo de la línea de delimitación» en Donbás y esa es la principal razón por la cual Merkel abogaba por dar otro impulso a las consultas en el marco del formato de Normandía, que incluye a Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, pero no a EEUU.
Putin estaba más atento a los negocios. Aseguró que Rusia cumplirá con sus compromisos sobre el tránsito de gas a través de Ucrania a pesar de la nueva ruta en el Báltico, aunque condiciones. La principal pega al NordStream 2 ha sido que, además de aumentar la dependencia del continente respecto a Rusia, devaluaba el valor geopolítico de Ucrania, un país invadido y amenazado por Moscú y los separatistas armados. Si Ucrania deja de ser la tubería de los europeos, será más fácil prenderle fuego en el altar de una Rusia sin límites. Putin está dispuesto a seguir bombeando su gas a través de Ucrania después de 2024, pero para ello necesita detalles sobre futuras adquisiciones de combustible por la UE. «No podemos firmar contrato de tránsito hasta que tengamos contratos de suministro a nuestros clientes en Europa».
El líder ruso pidió paciencia en cuanto a Afganistán, tras una intervención de EEUU que «no se puede calificar de exitosa». Aunque no les guste lo que pase allí, los países deben «dar a los pueblos el derecho a determinar su destino por su propia cuenta, no importa cuánto tiempo les tome la democratización», señaló Putin. Merkel insistió en intentar hablar con los talibán.Más en El MundoEl desnudo de Rosario Mohedano para desearte un buen díaLa explicación al aluvión de fotos en topless de Britney Spears de las últimas horas
Putin sigue sin querer mencionar el nombre del opositor Alexei Navalny. Pero quiso dejar claro que no es un preso político. «En lo que respecta a quien usted ha mencionado, no fue condenado por su actividad política, sino por las infracciones penales cometidas», dijo Putin al responder a una pregunta sobre el opositor durante la rueda de prensa. «Rusia alcanzó su límite de revoluciones en el siglo XX, no queremos más revoluciones, queremos un desarrollo evolutivo de nuestra sociedad y nuestro Estado», añadió.
Aunque la cita era una despedida, Putin dejó una puerta abierta al reencuentro en un futuro próximo. «Siempre estaremos contentos de recibir a la señora Merkel en Rusia como una huésped muy esperada«, afirmó Putin, seguro de que en ese futuro él seguirá al frente del país.