En China, la subida de los precios del carbón, el aumento de la demanda de electricidad y sobre todo la estricta aplicación de las normas medioambientales para reducir las emisiones de carbono están obligando a unas 20 regiones a cortar el suministro eléctrico a fábricas y también a hogares. Las empresas del corazón industrial del país ya recibieron la orden de limitar su consumo energético para asegurar el funcionamiento de China.
Calles sumidas en la oscuridad, semáforos detenidos, ascensores fuera de servicio, miles de fábricas cerradas total o parcialmente. Desde hace varias semanas, China está sumergida en una crisis energética excepcional.
El país asiático está sufriendo cortes de luz generalizados que amenazan su economía y, a su vez, las cadenas de suministro mundiales. En China, las restricciones de electricidad no son infrecuentes. Pero suelen afectar sólo a una región, debido a la falta de una red nacional interconectada.
Desde hace varias semanas, son 20 de las 31 provincias que aplicaron medidas de racionamiento, especialmente las del sureste, el corazón económico.
Por esa mayor escasez en el país, en una década, Beijing pidió este jueves a los grupos nacionales de gas y electricidad que acumulen reservas para el invierno «a toda costa». El viceprimer ministro Han Zheng les instó incluso a aumentar las importaciones de gas natural licuado. Agregó que Beijing no toleraría cortes de energía.
El 44 % de las industrias chinas afectadas
Las enormes industrias manufactureras son las primeras en verse afectadas. Las fundiciones de aluminio y los productores textiles especialmente recibieron la orden de reducir sus actividades y, en ocasiones, de cerrarlas por completo. En total, el 44% de las industrias del país están afectadas.
Como consecuencia, el subíndice de la producción industrial se contrajo en septiembre por primera vez desde febrero del año pasado, arrastrando el ritmo de crecimiento económico del país. La escasez de energía llevó también a los bancos Nomura y Goldman Sachs a recortar esta semana sus previsiones de crecimiento para China este año.
Las fábricas que suministran a multinacionales como Apple y el fabricante de automóviles Tesla se encuentran también entre las que se han visto afectadas y obligadas a detener la producción. Varios proveedores de estas dos firmas suspendieron su producción en algunas fábricas chinas durante varios días, poniendo en riesgo las cadenas de suministro en la temporada alta de productos electrónicos.
La dependencia de China del carbón
La segunda economía mundial, que durante mucho tiempo tuvo un exceso de capacidad, ya no lo tiene en los periodos punta. Y en China, el principal culpable de esta tendencia es el carbón. Hay muy poco y se ha vuelto demasiado caro para un país que sigue dependiendo en un 60% de las minas de carbón para generar energía.
En efecto, esta escasez es en parte resultado de una política aplicada desde hace varios años por China para ser menos dependiente del carbón. Hace unos cinco años, Beijing comenzó a planificar el cierre gradual de las minas concentradas en el noroeste del país. En aquel momento, la industria minera china producía demasiado carbón y, por tanto, tenía un impacto medioambiental muy negativo.
El Gobierno impuso también límites anuales a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la minería. Así, el verano pasado, algunas autoridades provinciales fueron reprendidas por Beijing por no cumplir los objetivos climáticos.
De hecho, casi la mitad de las regiones chinas han superado los objetivos medioambientales del país y por lo tanto, los grupos mineros están ahora siendo presionados para que reduzcan su producción.
Algunos medios locales dicen también que esta crisis energética se debe al deseo del presidente Xi Jinping de garantizar un cielo azul para los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing el próximo mes de febrero.
Ciudades sin semáforos y hogares sin ascensores
Pero frente a la magnitud de la crisis, el Gobierno decidió volver a poner en marcha algunas minas y dejar que otras produzcan más que lo que los límites anuales permiten. Pero esto no ocurre de la noche a la mañana, aunque Beijing quiere aumentar sus importaciones lo antes posible.
Además de las fábricas, las zonas residenciales también se ven afectadas por los cortes de electricidad, algo que no ocurría desde hace casi una década. Algunas provincias exigieron a los residentes que utilicen la luz natural y limiten el uso de aires acondicionados y ascensores.
La situación es tan tensa en algunas zonas que las ciudades han tenido que apagar los semáforos para evitar un colapso de la red eléctrica.