Los recortes de energía en varias provincias de China son impuestos a toda prisa para cumplir los objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono del principal productor del mundo, pero la industrialización de este país tiene sus repercusiones económicas: varios fabricantes advierten del riego de escasez de productos tecnológicos de cara a la temporada de alta demanda porque no podrán cumplir con el plazo prometido.
La Navidad podría ser análoga. Fábricas y hogares en China enfrentan continuos cortes de energía, producto de estrictas medidas del Gobierno para buscar un equilibrio entre el bienestar económico y el impacto del cambio climático.
Varias fábricas cerraron para evitar exceder los límites de uso de energía que impuso Beijing para promover la eficiencia, pero grupos ambientalistas afirman que estos fabricantes agotaron la cuota de este año antes de lo planeado, debido al aumento de la demanda de exportaciones.
Por ejemplo, un proveedor de componentes para los iPhones de Apple Inc. anunció que suspendió la producción en una fábrica al oeste de Shanghai por orden de las autoridades locales, al igual que otra dedicada a la producción para la marca de vehículos eléctricos Tesla. No son los únicos, desde mediados de año varias zonas industriales importantes en la costa este de China también enfrentaron las restricciones de consumo y cortes de energía.
Las restricciones del uso de energía a nivel domiciliario entraron recientemente en vigor, aunque la base industrial de China ha vivido contantes alzas en los precios de la energía, que, sumadas a las restricciones en el uso desde marzo, mantienen atentos a los mercados del mundo frente a una posible escasez de miles de productos.
China también sufre una crisis de energía debido a la escasez de suministros de carbón, el endurecimiento de estándares de emisiones y la alta demanda de los fabricantes.
¿Por qué los recortes?
China es considerado el principal productor mundial de dióxido de carbono y otros gases contaminantes. Por esto, a finales de 2020 el presidente de China, Xi Jinping, se comprometió ante Naciones Unidas que su país reduciría las emisiones por unidad de producto interno bruto, o sea, en más del 65% desde los niveles de 2005 para 2030. Xi también prometió apostar a la energía renovable, pero con pocos avances debido a la industrialización de su economía.
Datos de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma indican que, en los primeros meses de 2021, solo 10 de las 30 regiones de China continental lograron sus objetivos de reducción de energía. Frente a esto, a mediados de septiembre se anunciaron castigos más serios para las regiones que no cumplan con sus objetivos.
El impacto de estas medidas hace que reduzcan las expectativas de crecimiento económico para China a 4,7%, desde 5,1% en el trimestre actual, respecto al año anterior. Así mismo, las estimaciones de crecimiento pasaron del 8,2% al 7,7% para este año.
Del 12 al 13 de octubre se realizará una nueva conferencia ambiental de la Organización de Naciones Unidas, lo que supone más presión al Gobierno chino sobre los resultados que debe presentar.