El London Eye, la inmensa noria emblemática de Londres, fue cerrada este viernes y numerosos vuelos y trenes cancelados debido a la tormenta Eunice, que se abatió con gran violencia sobre el Reino Unido e Irlanda y puso al norte del continente europeo en alerta. En Irlanda murió una persona al caerse un árbol, informó la Policía.
El sur de Inglaterra registró vientos récord de hasta 195 km por hora, informó la oficina meteorológica británica, mientras en las costas inglesas la tormenta levantaba un violento oleaje y las calles de Londres estaban casi desiertas.
“Insto a todos los londinenses a que se queden en casa, no corran riesgos y no viajen a menos que sea absolutamente esencial”, afirmó el alcalde Sadiq Khan, advirtiendo de que los “vientos extremadamente fuertes en la capital podrían provocar caída de escombros y daños en los edificios”, poniendo en riesgo las vidas de quienes estén fuera.
Dominando la ciudad desde la orilla sur del río Támesis, donde las ráfagas soplaban con fuerza, el London Eye, la noria más alta de Europa y la tercera mayor del mundo con sus 135 metros de altura, permaneció cerrada por “la seguridad de los visitante.
El servicio meteorológico británico había puesto la víspera en alerta roja -el nivel más alto- el suroeste de Inglaterra y el sur de Gales, pero el viernes por la mañana emitió una inhabitual segunda alerta máxima, esta vez para el sureste del país, que por primera vez desde que este sistema empezó a utilizarse en 2011 incluye a Londres.
Se cancelaron numerosos vuelos en aeropuertos de todo el país y las compañías ferroviarias pidieron a los pasajeros que “no viajen”. Más de 70.000 hogares estaban privados de electricidad en Inglaterra y unos 80.000 en la vecina Irlanda.
En Francia, el viernes por la mañana la tormenta ya provocaba olas de cuatro metros en Bretaña, según Météo France, que puso a cinco departamentos en alerta naranja con ráfagas de viento de hasta 110km/h en el noroeste, que podrían superar los 140km/h localmente en la costa por la tarde.
También el operador ferroviario francés SNCF anunció interrupciones en sus líneas regionales.
En Holanda, el servicio meteorológico emitió el viernes una alerta roja y cientos de vuelos fueron cancelados, según medios locales. Los trenes debían permanecer parados por la tarde. En la playa de Scheveningen en La Haya, las autoridades construyeron muros de arena alrededor de los chiringuitos para protegerlos del viento, mientras decenas de surfistas desafiaban el clima en busca de las olas levantadas por la tormenta.
La asociación holandesa de fútbol pospuso todos los partidos de profesionales y aficionados programados para el viernes debido a la tormenta.
En Bélgica, las autoridades han aconsejado a los ciudadanos que limiten al máximo sus movimientos. El tráfico ferroviario también está interrumpido y muchos colegios acortaron su jornada.
En Alemania, los trenes estaban suspendidos en el norte, incluyendo Bremen y Hamburgo por segundo día consecutivo, según Deutsche Bahn.
Eunice golpea el norte de Europa después de que el continente ya se viera afectado por fuertes tormentas en los últimos días, como Dudley que mató a cinco personas en Polonia y Alemania el jueves.
La tormenta Eunice ha generado una mayor preocupación porque tiene el potencial de producir un “corriente en chorro”, una pequeña área de vientos intensos que pueden superar las 160 km/horarios.
Un ejemplo de tal fenómeno ocurrió durante lo que se conoce como la Gran Tormenta de 1987, que mató a 18 personas y derribó 15 millones de árboles en todo el Reino Unido, según la Oficina Meteorológica.
“Parece que Eunice puede producir “corriente en chorro”, una región estrecha y enfocada de vientos extremadamente fuertes incrustados dentro del área más grande de vientos fuertes y que dura solo unas pocas horas”, dijo Peter Inness, meteorólogo de la Universidad de Reading en Inglaterra.
Inness atribuyó las tormentas a una corriente inusualmente fuerte sobre el Océano Atlántico oriental, con vientos cercanos a las 320 km/hora en altitudes elevadas.
“Una fuerte corriente en chorro como esta puede actuar como una línea de producción de tormentas, generando una nueva tormenta cada uno o dos días”, dijo Inness. “Ha habido muchas ocasiones en el pasado reciente cuando dos o más tormentas dañinas han pasado por el Reino Unido y otras partes de Europa en el espacio de unos pocos días”.
Aunque el cambio climático aumenta y multiplica en general los fenómenos extremos, su impacto no es tan claro en el caso de violentos vientos y tormentas (excluyendo los ciclones tropicales), cuyo número varía mucho de un año a otro.
El último informe de los expertos sobre clima de la ONU (IPCC) publicado en agosto estima, con un grado de certeza muy bajo, que puede haber un aumento de las tormentas en el hemisferio norte desde la década de 1980.
También estima que es probable que las precipitaciones relacionadas con las tormentas aumenten, pero que la intensidad de las mismas, incluida la velocidad del viento, se mantenga más o menos igual.