La matanza de 1.428 delfines de flancos blancos, que es parte de una tradición centenaria en la que se arrean mamíferos acuáticos a aguas de playa donde son sacrificados para obtener su carne y grasa, ha reavivado un debate en las pequeñas islas Feroe.
La cacería en las islas del Atlántico norte no es comercial y está autorizada, pero activistas ambientales la critican por su crueldad. Algunos pobladores de las Feroe que defienden la cacería dicen que esta vez atraerá atención indeseada porque fue más grande que las anteriores y aparentemente no fue organizada.
El “grind” o “grindadrap”, una tradición ancestral en las islas Feroe, territorio autónomo danés en el mar del Norte, consiste en rodearlos, acorralar con barcos un banco de pequeños cetáceos en una bahía. Así están al alcance de pescadores que se han quedado en tierra y que los matan a cuchillazos. La carne y la grasa son distribuidas a la población.
Suelen ser ballenas piloto, también llamadas calderones, pero el domingo fueron más de un millar de delfines de flancos blancos, cuya caza también está autorizada. Tuvo lugar en un fiordo cerca de Skala, en el centro del archipiélago.
Heri Petersen, jefe de un grupo que impulsa ballenas piloto hacia la orilla de la isla de Eysturoy, donde se realizó la matanza el sábado, dijo que no se le informó del hecho, del cual se “distanció enérgicamente”.
Dijo al sitio web de noticias in.fo. que había demasiados delfines y poca gente en la playa para sacrificarlos.
“No tenemos tradición de cazar estos mamíferos, suele haber unos cuantos en la caza, pero no solemos matar a tantos”, dijo por su parte un periodista de la televisión pública local KVF, Hallur av Rana.
Según él, nunca se había realizado una captura de tal magnitud en el archipiélago.
“Parece bastante extremo e hizo falta tiempo para matarlos a todos cuando generalmente es bastante rápido”, añadió el periodista, que afirma que el 53% de la población del archipiélago se opone a la pesca de esta especie.
Las fotos en las que se ve a más de mil cetáceos ensangrentados en la playa han generado muchas críticas.
Los isleños matan anualmente unos 1.000 mamíferos marinos, según datos de las islas Feroe. El año pasado hubo apenas 35 delfines de costados blancos.
Olavur Sjurdarberg, presidente de la Asociación de Caza de Ballenas Piloto, teme que se reavive la discusión y eche una luz negativa sobre la antigua tradición de las 18 islas rocosas situadas a medio camino entre Islandia y Escocia. Son parte semiautónoma del reino de Dinamarca.
Oenegés como la ecologista Sea Sheperd consideran el “grind” una “práctica bárbara”, pero las autoridades de las islas Feroe sostienen que es un sistema de caza sostenible.
Por su parte, el gobierno local de las islas Feroe defendió este martes la muerte de los delfines.
“No hay duda de que la caza de cetáceos en las islas Feroe es un espectáculo dramático para aquellos poco acostumbrados a cazar y a matar mamíferos. Sin embargo estas cacerías están bien organizadas y totalmente reguladas”, declaró un portavoz del gobierno de Torshavn.
Los delfines de costados blancos y las ballenas piloto no son especies en peligro de extinción. Según estimaciones locales, hay alrededor de 100.000 ballenas pilotos en aguas alrededor de este archipiélago de unos 50.000 habitantes.