El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, inició formalmente el lunes la campaña para su tercera reelección consecutiva, con un discurso en el que llamó «terroristas» a los obispos católicos y a los dirigentes opositores que el gobierrno sandinista mantiene encarcelados desde mayo pasado.
En un acto a puertas cerradas desde su residencia y acompañado de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, que también aspira a la reelección, Ortega aseguró que los obispos nicaragüenses, en medio de la revuelta que estalló en abril de 2018, le dieron un «ultimátum» para que dejara el poder.
Los obispos «nos leyeron el ultimátum, donde nos daban 24 horas para dejar y entregar el gobierno, el Poder Judicial, el Poder Electoral, la Asamblea Nacional, entregarlo todo», afirmó Ortega según la agencia de noticias española EFE.
Agregó que los religiosos, que actuaron como mediadores del diálogo con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis, le entregaron «un documento vergonzoso, en nombre de los terroristas», donde «exigían el retiro de todas las autoridades y que se instalaran los terroristas en el gobierno al servicio de los yanquis».
Ortega señaló a los dirigentes opositores encarcelados, entre ellos siete que aspiraban a ser candidatos a la Presidencia, de ser «los verdaderos responsables de los actos de terrorismo» y los que estaban a cargo de bloquear las vías en carreteras «eran delincuentes».
El líder sandinista agregó que los obispos que le entregaron el documento «son terroristas también». «Claro que son terroristas. En otros países estarían juzgados», sostuvo.
Las protestas, calificadas por el Ejecutivo como «intento de golpe de Estado», dejaron al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 684 y el gobierno reconoce 200.
Ortega, que retornó al poder en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, dijo que para las elecciones del 7 de noviembre, «el camino ya está trazado» y que «se trata de darle continuidad a la paz».
Un total de 37 opositores han sido arrestados desde fines de mayo pasado, entre los que figuran líderes políticos, exguerrilleros, periodistas, empresarios, profesionales y siete aspirantes a la Presidencia en los próximos comicios. La oposición asegura que en el país hay al menos 155 «presos políticos».
Luego del discurso, Rosario Murillo acusó a los obispos de «bendecir la muerte» y «alborotar maleficios».
“Vimos a las autoridades religiosas bendiciendo la tragedia, la muerte (…) Son alborotadores de maleficios, maldades y perversiones, apadrinando crímenes, terrorismo y abortismo” junto con organizaciones “de la sociedad civil”, dijo la vicepresidente a reporteros oficialistas.