Pese a estar en plena capital británica, aquí no hace falta hablar inglés para sentarse a degustar un café colombiano, comerse una empanada o simplemente comprar alguno de los muchos productos latinoamericanos que se ofrecen en algunas tiendas.
Desde hace un par de décadas, el Mercado de Seven Sisters -también conocido como el Pueblito Paisa o Latin Village-, es un punto de encuentro para la comunidad latina de Londres, en el que es común escuchar gritos en español y, de vez en cuando, un vallenato, una salsa o un reggaetón.
Pero desde hace unos años, muchos latinoamericanos que comercian y hacen vida allí han temido por su desaparición.
Sin embargo, una intensa y larga campaña por preservar el mercado parece haber rendido frutos, luego de que la inmobiliaria Grainger, una de las más grandes de Reino Unido, abandonara sus planes de demoler el sitio.
Vicky Álvarez, una colombiana que llegó al mercado en 2002, asegura que no podía creer la noticia cuando la escuchó.
«¿Quieres que te diga mi reacción de verdad? No paraba de llorar y luego me fui de fiesta para celebrar», le dice la paisa de 50 años a BBC Mundo.
«Me sentí como si me acabaran de decir que me gané muchos millones en la lotería. Ahora finalmente podemos seguir adelante», añade.
La casa de los latinos en Londres
En 2004, las autoridades del municipio de Haringey, en el norte de Londres, firmaron un acuerdo con la inmobiliaria Grainger para convertir el mercado en 196 apartamentos y un centro comercial.
Desde ese mismo instante, Álvarez, quien llevaba apenas dos años en el mercado, se organizó con otros comerciantes para defender lo que llama «la casa de los latinos en Londres».
«Aquí muchos nos transportamos a nuestras tierras. Es un sitio que te hace sentir en casa, a través de la música, la comida. Aquí también puedes encontrar una mano amiga que te ayude a buscar una nueva habitación o un empleo», explica.
«En 2004 comenzamos organizándonos internamente y nos denominamos Pueblito Paisa Limited. Al principio no teníamos abogados ni ningún tipo de representación legal, pero contábamos con una visión de lo que queríamos a nivel comunitario».
Poco a poco, el grupo se buscó a un abogado para que los representara y arquitectos que se encargaron de plasmar su visión.
Pero la lucha de los defensores del mercado no lograba convencer a las autoridades locales.
En 2012, la inmobiliaria obtuvo un permiso para demoler y remodelar el sitio, propiedad de Transport for London, una entidad en manos de la alcaldía de la ciudad y que también es propietaria del Metro de Londres.
«Un gran ejemplo de la diversidad cultural de Londres»
Sin embargo, la pelea legal no terminó allí.
Los comerciantes no se rindieron e incluso lograron que un equipo de expertos en derechos humanos de Naciones Unidas investigara el caso y lo calificara como una amenaza para la vida cultural de las personas en la zona.
«El proyecto de regeneración obligaría a detener o reubicar sus actividades. Esto tendrá un impacto desproporcionado sobre las personas pertenecientes a minorías y su derecho a una participación igualitaria en los derechos económicos, sociales y culturales «, concluyeron los expertos.
«El mercado proporciona un espacio cultural dinámico, que incluye a personas de diversos de lugares y de diferentes generaciones, y es un gran ejemplo de la diversidad cultural de Londres», agregaron.
Pese a ello, un juez del Tribunal Superior británico casi acaba con las esperanzas de los defensores del mercado al confirmar en 2019 la aprobación de una orden de compra obligatoria.
«Se acabó la pesadilla»
A dos años de aquella sentencia, la inmobiliaria Grainger citó a principios de agosto «costos crecientes» y la fuerza de «una minoría pequeña pero sonora« al anunciar que abandonaba sus planes de demoler y remodelar el sitio.
Ahora, las autoridades de Haringey apoyan los planes de los comerciantes locales para desarrollar el lugar. Estos incluyen hacer de él un mercado autogestionado, con oficinas de bajo costo e instalaciones comunitarias.
El Mercado de Seven Sisters fue cerrado una semana antes del primer confinamiento, en marzo del año pasado, por motivos de salud y seguridad. Actualmente, Transport for London, la empresa que lo administra, asegura que está trabajando para que los comerciantes vuelvan a sus sitios de trabajo.
«Ha sido una pelea de 17 años, lo que es toda una vida. Fueron al menos 15 años terribles de luchas y desafíos legales y de hacer mucho ruido para ser reconocidos y respetados», asegura Vicky Álvarez.
«Al final, gracias a Dios, logramos conseguir lo que tanto queríamos: preservar esta bella comunidad. Se acabó la pesadilla».