Corea del Norte ha rechazado la propuesta de Seúl de “proclamar el final de la guerra” entre los dos países y ha aseverado que hacerlo sería “algo prematuro” ya que “no hay ninguna garantía” de que esto “conduzca a la retirada de la política hostil de Estados Unidos hacia Pyongyang”.
Así ha respondido el viceministro de Asuntos Exteriores norcoreano, Ri Thae Song, a las declaraciones del presidente surcoreano, Moon Jae In, quien ante la Asamblea General de la ONU ofreció a Corea del Norte “declarar el fin de la Guerra de Corea”.
Esta tuvo lugar entre 1950 y 1953, si bien el conflicto bélico no ha concluido en términos estrictos ya que el armisticio alcanzado entonces no fue un tratado de paz, sino un acuerdo para lograr el cese de hostilidades entre las partes.
“No hay ninguna garantía de que la mera declaración de la finalización de la guerra conduciría a la retirada de las políticas hostiles hacia Corea del Norte en la situación actual en la península, que se acerca, poco a poco, a una situación delicada”, ha advertido Ri, informa la agencia oficial norcoreana KCNA.
Asimismo, ha avisado de que “nada cambiará mientras las circunstancias políticas” alrededor de Pyongyang “permanezcan sin cambios” y “la política hostil de Estados Unidos no cambie”, a pesar de que “el fin de la guerra se declare cientos de veces”.
Al contrario, ha alertado de que esta declaración implicaría “consecuencias desastrosas” que podrían “alterar el equilibrio estratégico en la región” y presionar a las dos Coreas a involucrarse en una “carrera armamentista interminable” dado que la alianza entre Washington y Seúl “se endurece cada vez más”.
“Lo que está claro es que mientras persista la política hostil de Estados Unidos hacia Corea del Norte, el mayor obstáculo para poner fin a la guerra, este cese será meramente nominal aunque se declare”, ha apostillado.
Al respecto, Ri ha criticado las pruebas del misiles balísticos por parte de Washington, realizadas en febrero y agosto, y la reciente decisión de el país norteamericano de ayudar a construir submarinos de propulsión nuclear para Australia, cuestiones que Pyongyang “sigue con alerta”.
“Todos estos hechos demuestran que aún es pronto para declarar el fin de la guerra”, ha sentenciado, para incidir en que “debe entenderse claramente” que la declaración del fin del conflicto “no ayuda en absoluto” a estabilizar la situación de la península en este momento.
Según Ri, esta declaración podría utilizarse de “forma indebida” como una “cortina de humo” para “encubrir las políticas hostiles de Estados Unidos”.
“Ya hemos aclarado nuestra posición oficial de que la declaración del cese de la guerra no es un ‘regalo’ y puede convertirse en un mero trozo de papel en un momento (…). La retirada de la política hostil y de doble rasero de Washington es la máxima prioridad para estabilizar la situación de la península de Corea y garantizar la paz en ella”, ha zanjado.
Las tensiones han aumentado recientemente en la península a causa de las pruebas de misiles de Corea del Sur y Estados Unidos, así como de las mismas manifestaciones por parte de Pyongyang. Ante ello, Seúl insiste en reanudar las conversaciones en busca de estabilidad.
En 2018 se produjo un deshielo en las relaciones entre Seúl y Pyongyang, con conversaciones directas incluidas, aunque los avances se estancaron repentinamente. Estados Unidos, bajo el mandato de Joe Biden, ha asegurado que está dispuesto a reunirse con funcionarios norcoreanos “en cualquier momento y lugar”.