Britney Spears quiere escribir un libro de memorias

años de abusiva tutela judicial que la tenía oprimida a todos los niveles. De hecho, el pasado fin de semana la princesa del pop admitió haberse tomado su primera copa de vino en más de una década, y poco antes protagonizó una escapada vacacional con su prometido, Sam Asghari, que en otros tiempos habría sido excesivamente supervisada, si no prohibida, por su padre Jamie.

Dado lo dramático y turbulento de su trayectoria de las dos últimas décadas, resulta comprensible que Britney se esté planteando ahora la idea de publicar su propia autobiografía, una con la que dar buena cuenta de lo acontecido en sus propias palabras y sin interferencias externas, un texto con el que señalar directamente a los responsables -entre los que se encuentran varios miembros de su familia, no solo su progenitor- de que su crisis nerviosa de 2007 desembocara en una privación desproporcionada de sus derechos fundamentales.

«¿Debería empezar por el principio?», escribe una enigmática Britney Spears en su último mensaje de Instagram, al que acompaña una imagen de una máquina de escribir. El pasado mes de octubre, la estrella de la música ya dejó entrever su interés en contar su propia historia para no permitir que otros se adueñaran de ella, concretamente su hermana Jamie-Lynn. Y es que la hermana pequeña de la cantante se disponía a publicar esa semana su propio libro de memorias, muchas de las cuales giraban, lógicamente, en torno a Britney.