Luego de varias semanas de debate, el Parlamento francés adoptó definitivamente el domingo el proyecto de ley que sustituye el actual pasaporte sanitario por un pase de vacunación a partir de los 16 años, lo que complicará la vida a quienes no se han inmunizado, tal como se había propuesto el presidente Emmanuel Macron.
El texto fue aprobado por 215 votos a favor, 58 en contra y 7 abstenciones. Los diputados socialistas (oposición) tienen previsto remitir el asunto al Consejo Constitucional para que se respeten las “libertades fundamentales”, lo que retrasará unos días la promulgación del proyecto de ley.
El Gobierno desea que el documento entre el vigor lo antes posible ante el aumento de casos por la variante Ómicron.
Con una media de 300.000 contagios diarios en la última semana, el Ejecutivo espera poner en marcha el pase de vacunación en torno al 20 de enero.
Quienes rechacen inmunizarse frente al COVID-19 tendrán limitado su acceso a una importante serie de actividades sociales.
El pase de vacunación impedirá el acceso de los no vacunados a varios espacios como los trenes, restaurantes o cines. Es decir: solo funcionará con un esquema de inmunización completo, salvo para acceder a los servicios de salud.
Solo quienes tengan una pauta de vacunación completa con tres dosis, o dos dosis con un certificación de curación de la enfermedad en los últimos seis meses o dispongan de una exención médica de la vacuna, podrán entrar en lugares culturales. Igual ocurrirá con la entrada en los grandes centros comerciales, igual que a cafés, bares y restaurantes, así como en el acceso a los transportes públicos de media y larga distancia.
También aumentan las sanciones a quienes sean sorprendidos con un pasaporte de vacunas falso, que podrán ser condenados a un máximo de cinco años de cárcel y 75.000 euros de multa para quienes tengan varios documentos falsificados.
El actual pase, en cambio, incluía la posibilidad de presentar un test negativo al covid-19 o haber superado recientemente la enfermedad.
El nuevo documento sólo se exigirá a partir de los 16 años, mientras que a los menores de 12 a 15 años se les seguirá pidiendo el actual pase sanitario.
La implementación del pase de vacunación estaba prevista para el 15 de enero, pero se retrasó debido a los desacuerdos de los diputados sobre las versiones de la norma.
También contribuyó a ello las declaraciones del presidente Emmanuel Macron (liberal) a inicios de enero, de que deseaba “fastidiar hasta el final” a los no vacunados.
Sus palabras desataron una tormenta en la clase política y contribuyeron a suspender el debate parlamentario sobre el proyecto de ley.
Según las cifras oficiales, unos 4,9 millones de franceses que pueden vacunarse rechazan la protección, lo que supone un 7,3% de la población nacional. Mientras tanto, 31,6 millones de terceras dosis han sido ya administradas, indican los últimos datos del Ministerio de Sanidad.
Los actuales pasaportes sanitarios de quienes tengan solo dos dosis caducarán cuando se cumplan siete meses desde la administración de la segunda, salvo que la persona haya pasado la enfermedad en los seis meses previos.